Desde un tímido
silencio
perlado de voces
claras
invoco tu nombre
lento,
la inquietud de tu
mirada,
el desorden de tus
centros,
tu certeza emancipada,
la pasión de tus
adentros,
tu preludio
envuelto en llamas…
Invoco tu guerra
fría,
la que pierdo a
dentelladas,
tu perfume a raíces
mías,
lento aroma que aún
orada,
tu perplejidad
vencida,
la premura de tu
espalda,
tu tesón y tu osadía,
tu reflejo inerme y
ámbar...
Te invoco y no me
sorprendo
pues el verbo de tu
pulso
aún reescribe mi
argumento
y tu abril
desencajado,
vil tapiz del
desaliento,
me conmina y
amenaza
con hacer nido en
mis versos,
y yo solo quiero
ver el cielo
de tu almohada mientras duermo
y contarte las
estrellas
y robarte un beso
nuevo …
Eso siempre, todas las noches, cada mañana
ResponderEliminarBesos
Bella invocación, así como tus versos… profundos e intensos...
ResponderEliminarUn placer, amigo.
Bsoss.
Ains pero que alegría volver a leerte, casualmemte, el otro día le acordé de tu blog, que hacia tiempo no publicabas.
ResponderEliminarUn placer disfrutar nuevamente de tus versos Anima.
Besos y feliz fin de semana