Me enredo en ti,
en tus pulsos aún sin dueño,
en la esquina que desbordas
cuando campas por mis sueños,
en la llama que anticipas
mientras leve vuelas lento
por la raíz en mis infiernos,
en la imagen que dibujas,
en tus pulsos aún sin dueño,
en la esquina que desbordas
cuando campas por mis sueños,
en la llama que anticipas
mientras leve vuelas lento
por la raíz en mis infiernos,
en la imagen que dibujas,
moradora
de mi cielo,
cuando estando aquí tan cerca
recostada entre mis brazos
me susurras tus silencios.
cuando estando aquí tan cerca
recostada entre mis brazos
me susurras tus silencios.
y ya no quiero más
que morir en tu cintura,
despojarme de mi cuerpo,
entregarte mi cordura,
liberarme las cadenas
que cortejan mi locura
y amarte, amor, con el alma
al abrigo de la luna.
Versos que se enredan en cada pedacito de su ser y de su cuerpo…en ese amor que dibuja delirios y sueños, juntos, enredados, y con la luna de testigo…
ResponderEliminarQué bonitos versos, Ánima… Un placer, siempre…
Mil Bsoss!
Si eso fuese dirigido a mi no dudaría ni un segundo en dejar que te enredaras a mi. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesos.
enredadera de pasión
ResponderEliminarSin palabras Quique, este poema y todos los tuyos solo se trata de salir ilesos, porque se clavan, poeta...
ResponderEliminarY Alejandro...
Petó