Hoy se
adueña de mi cama
un temprano
escalofrío
y el
deseo más constante
de un
deseo voraz y herido
que
ejecuta su latido
en el
presto pensamiento
que
provoca la codicia
de tu
cuerpo sobre el mío…
Sin
consuelo ni equilibrio
lo
desnudo, lo respiro,
lo
desgajo a dentelladas
de la
piel de mi egoísmo
para
anclarlo a tu cintura
que es
premura y es delirio
de esta
urgencia desatada
que
devora mis abismos…
Y no
existe mecanismo
que modere
esta agonía,
esta
lluvia de cristales,
aguijón
y letanía,
esta
prisa en los portales
cotidianos
de mis días,
esta
grieta irreparable,
esta
hiriente melodía,
esta voz imperturbable,
terca
inercia que sepulta
la
precaria equidistancia
de tu boca con la mía...
La verdad es que tu poema es devorador de almas, llega muy profundo tu voz, tu agonía, tu necesidad, el sentir tu cuerpo en el suyo respirando su piel, haciendo tuya esa entrega que late tu cuerpo y se sacia de sus latidos.
ResponderEliminarMaravillosa pasión la de tus letras, que aunque se escuche desgarrada, hace latir fuerte.
Mi enhorabuena por tu manera de transmitir, amigo mío.
Un beso.
Qué culminen todos esos deseos qué por universales te pertenecen.
ResponderEliminarBeso
Tus palabras golpean como yunque en la fragua de las entrañas
ResponderEliminarBeso