Ven y quédate
conmigo,
allí donde empieza
la duda
y ofende al amor el
olvido,
en el borde
prominente
de un te quiero distraído,
entre sombras y
descuidos,
imposturas, mil
suspiros,
en la acera iridiscente
que me lleva hasta
tu ombligo…
Ven y quédate
conmigo,
allí donde
encuentra su forma
la ternura de un latido,
en la inercia poderosa
de un deseo compartido,
en mi torpe
desmemoria,
en mis calles sin
sentido
o en el vientre de
este poema
que no busca ser
motivo…
Ven y quédate conmigo,
que yo siempre, amor, contigo.
Delicia. Aquí no cabe negarse, solo felicitar a la musa.
ResponderEliminarUn beso Quque
Iría, sin dudarlo
ResponderEliminarSaludos
Que no se vaya nunca.
ResponderEliminarBesos.